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Pensamientos de un Egoísta

egoísmo

  1. m. Excesivo aprecio que tiene una persona por sí misma, y que le hace atender desmedidamente a su propio interés, sin preocuparse del de los demás.

Otra vez me encuentro escribiendo en el fatídico blog de mierda, cuyo intrinseco cometido acabo de desvelar. ¿por qué será?, digamos que estoy pasando por un momento malo, tanto anímico, como físico, como psíquico-cuántico, englóbalo donde quieras. Y como esta sociedad es una mierda, egoísta por definición y precaria en el ámbito emocional yo me voy a expresar como buenamente pueda o quiera, es decir como me salga de los cojones. La tecnotización, palabra que acabo de inventar, de la sociedad posiblemente contribuye a ello.

Después de vomitar por tercera vez, debido a un virus (o una bacteria, o un tumor, o un parásito intestinal por comer cosas del fondo del armario) que he cogido hace un par de días, me he dado cuenta de que vivimos (si se le puede llamar vivir) en una sociedad egoísta donde cada cual mora en su pequeña burbuja alimentándose de su propia realidad. Continuamente las personas son utilizadas por otras para obtener un fin, incluso detrás de las buenas intenciones hay una recompensa que esperan obtener sino no habría intenciones de por medio. Los fines pueden ser banales o complejos, justificados o injustificados, buenos o malos pero todos comparten el denominador común del empleo y uso de las terceras o segundas personas, según la jerarquía a la que éstas pertenezcan respecto al empleador.

A nadie le importa el resto de personas siempre y cuando a uno le vayan bien las cosas, en esos momentos de bonanza ni siquiera te acuerdas del resto. Por el contrario cuando te van mal, en seguida necesitas la interacción del resto. ¿por qué?, para intentar llegar a un estado mejor por medio de estas personas. Todo el mundo es egoísta.

El egoísmo tiene muchas caras, y hasta la más amable lo esconde en lo más profundo de su ser. No es solo no compartir tus juguetes con el niño pobre de la vecina, sino que se representa en otros aspectos menos obvios del día a día. ¿Qué tal estás?, Bien gracias por preguntar pero no me importa en absoluto, un ejemplo. Supongo que no preguntar ni siquiera es más egoista, menos falso eso sí. Quédate con lo que más te guste, tu eliges si ser más falso o más egoísta.

Yo podría morirme mañana y a la sociedad no le importaría. Tampoco he dejado mucha huella que digamos, no lo pretendo. Si fuera a encontrar la cura contra el cáncer hubiera estudiado medicina. Sí claro, no digo lo que estás pensando, por supuesto que habría gente a la que le dolería pero por el momento solo los pájaros se mueren de pena. Qué estúpidos, si al menos se tiraran de un árbol sin intentar volar y se estrellaran contra el suelo... En fin, todos podemos morirnos mañana, vivimos rodeados de constante peligro. Lo importante es como afrontamos la vida, hay gente viva que está muerta y no lo sabe, lo único que nos diferencia son las ganas de vivir la vida que se nos ha dado.

Como dicen los abuelos, cada uno en su casa y Dios en la de todos ¿no?. Supongo que soy el único que llegados a esta altura de la vida no se había dado cuenta de como funcionan las cosas. Es como un juego de recoger castañas del suelo. Todo el mundo llena su bolsa poco a poco, una, otra, otra... incluso alguna podrida, pero se la quedan. Si te dedicas a llenar los sacos de los demás en vez de el tuyo llegas a casa por la noche, te metes en la cama y duermes. Por la mañana te despiertas y tienes hambre ¿castañas para desayunar?, tu saco está vacío,  y es aquí cuando te das cuenta de que estás jodido. Un día se puede estar sin comer, te acostumbras, hasta que te vas quedando más y más delgado hasta el punto de no recordar el sabor de las castañas. 

Yo hoy, en esta sociedad con este modelo de vida no transaccional y egoista, puedo decir que no tengo ganas de vivir.

firmado:
Un Egoísta







Despertar 4

Sentía que me caía, y entoncés desperté. La sensación me resultaba extrañamente familiar, no sabía donde estaba. El suelo en el que me encontraba era blando, me incorporé y puse las palmas sobre él. Era rojo y suave, de tela. Llegué a una conclusión, pese a no verla visto en mi vida sabía que eso era moqueta. La habitación no era muy grande, sin muebles, las paredes estaban recubiertas de papel y aunque pareciera extraño estaba rodeado de chimeneas encendidas. Pensé que era bastante peligroso, en cualquier momento podría saltar una morceña (brasa) encendida y prender todo de manera instantánea. Lo más curioso era que no tenía calor.

Lo único diferente a las chimeneas era una puerta, era pequeña pero tenía una abertura. Me levanté y la empujé, no cedía pero no estaba al mismo nivel que el resto de la puerta por lo que deducí que se abría hacia el otro lado. El hastío se apoderó de mí, así que me volví a tumbar en el suelo y dije en voz alta: "Que te jodan habitación de las chimenéas". Nada más acabar de decirlo la trampilla se abrió unos milímetros y una hoja se deslizó dentro de la habitacíon. La cogí, había escritas unas palabras: "Que te jodan a tí también infeliz de mierda". Creo que se había enfadado...

Me dio un poco de miedo que la habitación me contestara , así que me callé. Después de un rato pensé que algo tenía que hacer además de quedarme allí sentado así que susurré unas palabras - Haz algo... . La trampilla se volvió a abrir, esta vez un poco más que la anterior, y una caja cayó al suelo. La abrí, en el interior había un bote color marrón con una etiqueta en la que se leía "Cloroformo" en grande y "Mantengase fuera del alcance de los niños" en pequeño. También había un trapo. Impregné el trapo con el cloroformo y lo dejé a mi lado. Pensé en probar algo más - ¡Quiero un bocadillo de jamón! . La trapilla se abrío una tercera vez, y allí estaba mi bocadillo envuelto en papel plata. Se lo quité y me lo comí sin no fijarme en una cosa, lo habían envuelto por el lado que no era, por el brillante. Hecho esto el hastío volvió apoderarme de mí así que cogí el trapo empapado de cloroformo y lo arrojé a las llamás de la chimenéa que tenía enfrente ¡Cómo ardió! - ¡Su puta madre!.

Entonces cogí el bote marrón y me golpeé con todas mis fuerzas en la cabeza ¡PAM!, sentí la moqueta en mi mejilla izquierda.

Despertar 3

Despertó en una sala fría. Era una cocina pero él todavía no se había dado cuenta. Se incorporó lentamente, un golpe en la cabeza le hizo espabilar, estaba debajo de una mesa. Alguien estaba sentado al lado en una silla de mimbre, podía haber tocado sus piernas si hubiese querido.

Lentamente salió de debajo  y la vio. Era una mujer que afanadamente estaba colocando cubiertos en montones, cada cuchillo al montón de los cuchillos, cada tenedor a los tenedores... . Parecía muy ocupada y ni siquiera le miraba. Los cubiertos los sacaba de un cajón puesto encima de la mesa, tenía muchos cubiertos en su interior, grandes, pequeños, de todas clases. La mesa era barata, verde y fea. Juraría que la había visto en algún lugar. Habló a la mujer, pero esta no le contestó. No podría decir la edad que tenía, sus rasgos eran extraños.

La gritó durante diez minutos. Después se cansó. Miró a su alrededor, en la cocina no había puertas ni ventanas pero aún así había luz. No podía comprender de donde venía, no entendía nada. Cerró los ojos, cogió el cajón  y lo volcó con violencia. Todos los cubiertos se desparramaron por el suelo. Finalmente lo levantó vacío para dejarlo caer contra su cabeza ¡PAM! ... y la habitación se quedó a oscuras.

Despertar 2

Despertó en el suelo, la cabeza le dolía. Miró a su alrededor y no había nada, la habitación estaba vacía salvo por un teléfono y una bola redonda que estaban junto a él. Tomó la bola, era una bola 8 negra de billar como las que tienen en Estados Unidos los niños tontos cuyos juguetes hablan cuando no les ven. La agitó como había visto en la película y para su sorpresa la bola le dio una respuesta negativa del estilo, "no cuentes con ello". Se enfado y la tiró contra la pared. La bola se hizo pedazos y el líquido de su interior le salpicó en toda la cara, olía mal , agua no era, eso seguro. Se quedó mirando los restos.

[...]

Cogió la última cosa que no había destrozado, el teléfono. No tenía línea. Colgó de nuevo. Miró la bola echa pedazos, y después volvió a coger el teléfono. Seguía sin línea. Se levantó a por lo  que parecía el trozo de plástico que estaba dentro de la bola, donde vienen escritas las respuestas. Otra vez negativa. Por más que buscó entre los restos no pudo encontrar ninguna otra respuesta.
Cansado finalmente se sentó al lado del teléfono, lo volvió a descolgar, seguía sin línea. Esta vez le daba igual, no lo necesitaba para llamar. Alejó el auricular todo lo lejos que le permitió su brazo y sin dudarlo se asestó un golpe en la sien con él. ¡PAM! , cayó hacia delante sin sentido. El teléfono de repente volvió a tener línea.

Despertar

Se despertó es su cama, solo, con la sensación de que no había dormido lo suficiente. Después de pensarlo unos segundos se incorporó y se sentó en el borde de la cama. Miró al suelo y vio una piedra al lado de sus pies. No sabía que hacía una piedra en su habitación pero le dio igual, la agarro y se golpeó la cabeza repetidamente hasta perder el conocimiento. La piedra  resbaló de su mano inerte y volvió a su punto inicial.

Caso #23 (IV parte)

Nos quitamos las pistoleras de los costados antes de salir del coche. Guardé la mía debajo del asiento y me metí la pistola por detrás de la pierna justo debajo de la camisa. Nos miramos y salimos a la calle sin decir nada. Estaba oscuro y sin la luz de las farolas apagadas era difícil ver más allá de la otra acera. Cuando llegamos al local parecía que no hubiera nadie, unas espesas cortinas negras tapaban las pocas ventanas que tenía. Sin parar mi compañero dio unos golpecitos en una ventana, giré la cabeza y pude ver unos hombres jugando a las cartas por el resquicio que quedaba entre la pared y la cortina.
- ¿qué haces? - no entendía para que hacía aquello. -Nada, solo molestar- me dijo mientras abría la puerta.
El sitio no era muy distinto a la calle, salvo por el calor y el humo. Había muy pocas luces y el suave jazz llegaba a todos los resquicios  de la sala. Los hombres seguían jugando a las cartas como si nada mientras íbamos al extremo opuesto del lugar. Colgamos los abrigos en un perchero y nos sentamos en un par de sillas, al lado de una butaca roja que hacía esquina de la sala. Una pequeña mesa baja cerraba el círculo. En la mesa había un vaso con mucho hielo  medio terminar de un líquido rojo que no lograba identificar. Antes de que empezáramos a hablar una camarera rubia se acercó, - ¿qué van a tomar los caballeros?, la forma en la que lo dijo era extraña, como quién se intenta insinuar pero de manera robótica. - Dos cervezas- dijo mi compañero. La rubia se fue sin antes mirarnos de arriba abajo. Un poco surreal pensé.
Acerqué mi mano al vaso con la intención de cogerlo para ver lo que era pero antes de que pudiera hacerlo sentí algo en la pierna. Un gato gris se estaba frotando sin mirarme, no comprendía como podía haber un animal dentro. Me dispuse a decírselo a la camarera hasta que reparé en que tenía un arnés atado a la butaca roja. Lo aparté de mí, se quedó mirándome. Mi compañero dio un suspiro y se levantó - voy al baño, ahora vengo - Se fue. El gato no paraba de mirarme, me sentí incómodo así que me levanté. Saqué la caja metálica de mi abrigo colgado en el perchero, la abrí y saqué un cigarrillo. Me volví a sentar en la silla, notaba el frío de la pistola en la piel. Cuando fui a encenderme el cigarrillo una sombra renqueante se acercó. Cuando estuvo más cerca pude ver que era una señora vieja, apartó la silla de mi compañero para pasar y se sentó en la butaca. Mi silla quedaba muy cerca así que me aparté un poco sin levantarme. La vieja ni me miró, solo se sentó y acarició al gato. ¿Pero qué demonios pasa esta noche? pensé ante la situación. Después de mi segundo intento pude encender el cigarro. Inspiré el humo, noté como me llenaba los pulmones de alquitrán. Cerré los ojos y después de contener un rato la respiración lo exhalé lentamente. Una voz hizo que abriera los ojos - Joven, ¿sería tan amable de apagar el cigarro?.

Caso #23

- ¿Hay algo más? -

No, solo se ha encontrado la nota. No lo toques, aunque todo apunte a un suicidio no podemos llevarnos nada, tenemos que esperar a homicidios para descartar.

- ¿Qué decía?

Léela tú mismo

"¡Qué idiota!, todos estos años pensando que éramos algo..., ¿Te acuerdas cuando te dije que te quería?, sólo me dejaste hablar y hablar y hablar. Ni siquiera me mirabas, y ni siquiera me miraste. Solo te callaste y escuchaste mis palabras como quien escucha un anuncio de televisión. Yo ni siquiera espere nada. ¡Qué idiota!. Pero bueno, supongo que así es la vida. Al menos no te daré el gusto de atribuirte esto, así que , querida no es por ti, es por mí. Adiós y buena suerte, donde voy yo no la necesitaré."

- Joder, pues sí, realmente era un idiota...
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