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Despertar 4

Sentía que me caía, y entoncés desperté. La sensación me resultaba extrañamente familiar, no sabía donde estaba. El suelo en el que me encontraba era blando, me incorporé y puse las palmas sobre él. Era rojo y suave, de tela. Llegué a una conclusión, pese a no verla visto en mi vida sabía que eso era moqueta. La habitación no era muy grande, sin muebles, las paredes estaban recubiertas de papel y aunque pareciera extraño estaba rodeado de chimeneas encendidas. Pensé que era bastante peligroso, en cualquier momento podría saltar una morceña (brasa) encendida y prender todo de manera instantánea. Lo más curioso era que no tenía calor.

Lo único diferente a las chimeneas era una puerta, era pequeña pero tenía una abertura. Me levanté y la empujé, no cedía pero no estaba al mismo nivel que el resto de la puerta por lo que deducí que se abría hacia el otro lado. El hastío se apoderó de mí, así que me volví a tumbar en el suelo y dije en voz alta: "Que te jodan habitación de las chimenéas". Nada más acabar de decirlo la trampilla se abrió unos milímetros y una hoja se deslizó dentro de la habitacíon. La cogí, había escritas unas palabras: "Que te jodan a tí también infeliz de mierda". Creo que se había enfadado...

Me dio un poco de miedo que la habitación me contestara , así que me callé. Después de un rato pensé que algo tenía que hacer además de quedarme allí sentado así que susurré unas palabras - Haz algo... . La trampilla se volvió a abrir, esta vez un poco más que la anterior, y una caja cayó al suelo. La abrí, en el interior había un bote color marrón con una etiqueta en la que se leía "Cloroformo" en grande y "Mantengase fuera del alcance de los niños" en pequeño. También había un trapo. Impregné el trapo con el cloroformo y lo dejé a mi lado. Pensé en probar algo más - ¡Quiero un bocadillo de jamón! . La trapilla se abrío una tercera vez, y allí estaba mi bocadillo envuelto en papel plata. Se lo quité y me lo comí sin no fijarme en una cosa, lo habían envuelto por el lado que no era, por el brillante. Hecho esto el hastío volvió apoderarme de mí así que cogí el trapo empapado de cloroformo y lo arrojé a las llamás de la chimenéa que tenía enfrente ¡Cómo ardió! - ¡Su puta madre!.

Entonces cogí el bote marrón y me golpeé con todas mis fuerzas en la cabeza ¡PAM!, sentí la moqueta en mi mejilla izquierda.

Despertar 3

Despertó en una sala fría. Era una cocina pero él todavía no se había dado cuenta. Se incorporó lentamente, un golpe en la cabeza le hizo espabilar, estaba debajo de una mesa. Alguien estaba sentado al lado en una silla de mimbre, podía haber tocado sus piernas si hubiese querido.

Lentamente salió de debajo  y la vio. Era una mujer que afanadamente estaba colocando cubiertos en montones, cada cuchillo al montón de los cuchillos, cada tenedor a los tenedores... . Parecía muy ocupada y ni siquiera le miraba. Los cubiertos los sacaba de un cajón puesto encima de la mesa, tenía muchos cubiertos en su interior, grandes, pequeños, de todas clases. La mesa era barata, verde y fea. Juraría que la había visto en algún lugar. Habló a la mujer, pero esta no le contestó. No podría decir la edad que tenía, sus rasgos eran extraños.

La gritó durante diez minutos. Después se cansó. Miró a su alrededor, en la cocina no había puertas ni ventanas pero aún así había luz. No podía comprender de donde venía, no entendía nada. Cerró los ojos, cogió el cajón  y lo volcó con violencia. Todos los cubiertos se desparramaron por el suelo. Finalmente lo levantó vacío para dejarlo caer contra su cabeza ¡PAM! ... y la habitación se quedó a oscuras.

Despertar 2

Despertó en el suelo, la cabeza le dolía. Miró a su alrededor y no había nada, la habitación estaba vacía salvo por un teléfono y una bola redonda que estaban junto a él. Tomó la bola, era una bola 8 negra de billar como las que tienen en Estados Unidos los niños tontos cuyos juguetes hablan cuando no les ven. La agitó como había visto en la película y para su sorpresa la bola le dio una respuesta negativa del estilo, "no cuentes con ello". Se enfado y la tiró contra la pared. La bola se hizo pedazos y el líquido de su interior le salpicó en toda la cara, olía mal , agua no era, eso seguro. Se quedó mirando los restos.

[...]

Cogió la última cosa que no había destrozado, el teléfono. No tenía línea. Colgó de nuevo. Miró la bola echa pedazos, y después volvió a coger el teléfono. Seguía sin línea. Se levantó a por lo  que parecía el trozo de plástico que estaba dentro de la bola, donde vienen escritas las respuestas. Otra vez negativa. Por más que buscó entre los restos no pudo encontrar ninguna otra respuesta.
Cansado finalmente se sentó al lado del teléfono, lo volvió a descolgar, seguía sin línea. Esta vez le daba igual, no lo necesitaba para llamar. Alejó el auricular todo lo lejos que le permitió su brazo y sin dudarlo se asestó un golpe en la sien con él. ¡PAM! , cayó hacia delante sin sentido. El teléfono de repente volvió a tener línea.

Despertar

Se despertó es su cama, solo, con la sensación de que no había dormido lo suficiente. Después de pensarlo unos segundos se incorporó y se sentó en el borde de la cama. Miró al suelo y vio una piedra al lado de sus pies. No sabía que hacía una piedra en su habitación pero le dio igual, la agarro y se golpeó la cabeza repetidamente hasta perder el conocimiento. La piedra  resbaló de su mano inerte y volvió a su punto inicial.
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